EL SISTEMA PENITENCIARIO CHILENO REQUIERE UNA REINGENIERÍA QUE GARANTICE DAR SATISFACCIÓN A LOS NUEVOS DESAFÍOS. EL PROYECTO DE AMPLIACIÓN DE PLANTA SERÁ UN TREMENDO AVANCE, PERO NO BASTA. ANFUP PROPONDRÁ UNIFICACIÓN DE LA PLANTAS DE GENDARMERÍA DE CHILE.
A portas de un nuevo proyecto de ampliación de la planta de Gendarmería de Chile, proceso necesario si consideramos que ley sobre modernización de la gestión de Gendarmería de Chile del año 2003, a todas luces no logró su objetivo primordial, lanzar en definitiva a esta institución a proceso de mejoramiento continuo y con ello lograr la tan ansiada modernización del sistema penitenciario, en lo que se refiere a la administración del recurso humano y de sus condiciones laborales.
Pero ¿qué paso con el proceso anterior?, ¿es solo hoy el crecimiento de la población penal el factor determinante para que tengamos que enfrentar el desafío de legislar respecto de esta misma materia?, ¿ bastará solo con la inyección del tan necesario capital humano para dar cumplimiento a las enorme misión institucional?. Estas y muchas preguntas más nos asaltan al momento de enfrentarnos a la ya enunciada problemática.
Lo cierto es que Gendarmería de Chile a crecido con soluciones parches, el crecimiento inorgánico de una institución que definido sus directrices sobre la base de atacar la casuística, principalmente por la decisión política del fortalecimiento del proceso modernizador de las policías, Carabineros e Investigaciones de Chile. Sí, es cierto, la eficacia de tales aparatos, sumado a un proceso judicial reformado, que a minimizado los tiempos de proceso judicial, simplificándolos, pero no menos eficientes, a resultado en un aumento importante de la población penal recluida condenada y la disfunción de los que se hallan en procesos judiciales.
En tanto gendarmería, se enfrenta a uno de los mayores crecimientos de la población penal de la historia, con un crecimiento en el ultimo año que superó un 14%, sumando a la fecha más de 51.000 Internos en los recintos cerrados y semiabierto de nuestro país. Dramáticos resultan estos antecedentes que nos indican que las cárceles de nuestro país estarán completamente hacinadas al momento de la celebración del bicentenario de nuestra nación.
No es menor la evolución del proceso de la comisión del delito, al aumento de la violencia al momento de concretarlos, el crimen organizado, la globalización del tráfico de estupefacientes y la utilización de nuevas tecnologías, se suma la criticada desigualdad social de nuestra nación, hecho que potencia situaciones de riego para los niños y jóvenes que ven, muchas veces ahogadas sus aspiraciones en una sociedad a veces indolente y excluyente que limita de forma importante las posibilidades de desarrollo del denominado segmento vulnerable de la sociedad.
Peor es visualizar que en la actualidad otros 50.000 condenados se hallan en el sistema del medio libre gozando penas alternativas, con el potencial de ingresar en algún momento al sistema cerrado o semiabierto, esto sobre la base de que el 80% de los Internos de nuestro país son reincidentes.
Con todo esto, es evidente que Gendarmería debe necesariamente enfrentar un proceso de reingeniería, no solo en la infraestructura de sus recintos, no solo en la necesaria ampliación y aumento de sus recurso humano, sino también en los modelos de gestión institucional.
Desde el año 19732, Gendarmería a sido concebida como una institución de carácter uniformada, disciplinada jerquizada y obediente. Con un modelo organizacional que privilegia básicamente la antigüedad en el servicio y el grado. Dejando en segundo plano la especialización y el merito.
Entonces no es este otro factor que a atentado en contra del desarrollo de esta organización. Ciertamente este modelo no potencia a su capital humano, cohibiendo el desarrollo individual de los integrantes, más aun cuando no existen incentivos al merito y desarrollo. El estatus dentro de la organización esta implícito a la antigüedad en el grado, por tanto el factor determinante es el tiempo de permanencia y no otro.
Así, debemos enfrentar la administración del sistema actual, el que básica se desarrolla en torno a dos actores, los Oficiales Penitenciarios y la de Sub-oficiales Penitenciarios. Estructura organizacional, que es pálido resabio de la herencia del período de la dictadura militar, con una aprendida y nefasta forma militarista mal entendida, que a todas luces es incompatible con la enorme misión institucional y que hoy se confunde con el rol represor de un mando que ha demostrado su incapacidad para manejar una problemática que afecta a la nación toda.
Con todo, esta asociación cree que es hora de poner en la mesa esta problemática y aspirar a un proceso de cara a buscar estrategias de modernización del sistema en su conjunto, pues creemos que el proyecto de ampliación de la planta será un gran paso, pero no garantizará los resultados últimos de la gestión penal, cual es hacer efectivamente cumplir las condenas, pero ahora con un claro acento en el tratamiento, ello a la par de la seguridad y la contención de la población penal.
Lo anterior significará cambiar la concepción actual de los objetivos del proceso carcelario y con ello la gestión penitenciaria. Este es uno de los factores más importantes de esta propuesta y para ello debemos poner la mirada en procesos similares, sin duda lo más destacable es lo sucedido con Investigaciones de Chile, específicamente en lo que se refiere a la importancia que allí se le ha dado a la especialización, la premiación al merito y los beneficios de una sola Carrera Funcionaria.
Como se ha expuesto Gendarmería basa la gestión de su recurso humano, dividiendo su fuerza de gestión de tres estratos, la planta I de Oficiales, planta de de Vigilantes penitenciarios y planta III de Profesionales, Técnicos, administrativos y auxiliares. En donde el Oficial penitenciario, conforme lo establecido en le Art. Nro. de la ley Orgánica de Gendarmería de Chile, por su sola naturaleza recae la responsabilidad de la administración del sistema.
A la vista están los resultados de la gestión, pues no es solamente la problemática generalizada de la sobrepoblación, sino los frecuentes conflictos entre plantas, muchas veces potenciados por abierta incapacidad de manejo y simple resolución de conflictos.
La evolución del crecimiento de la población impone a los actuales modelos de gestión un desafío que simplemente es incapaz de asumir.
La tarea hoy es dar una nueva mirada incisiva y autocrítica a la problemática penitenciaria, es hora y de una vez por todos comenzar a perfilar a un proceso modernizador, con miras a buscar una carrera única, en la que se privilegie la excelencia, la capacidad y el esfuerzo.
A portas de un nuevo proyecto de ampliación de la planta de Gendarmería de Chile, proceso necesario si consideramos que ley sobre modernización de la gestión de Gendarmería de Chile del año 2003, a todas luces no logró su objetivo primordial, lanzar en definitiva a esta institución a proceso de mejoramiento continuo y con ello lograr la tan ansiada modernización del sistema penitenciario, en lo que se refiere a la administración del recurso humano y de sus condiciones laborales.
Pero ¿qué paso con el proceso anterior?, ¿es solo hoy el crecimiento de la población penal el factor determinante para que tengamos que enfrentar el desafío de legislar respecto de esta misma materia?, ¿ bastará solo con la inyección del tan necesario capital humano para dar cumplimiento a las enorme misión institucional?. Estas y muchas preguntas más nos asaltan al momento de enfrentarnos a la ya enunciada problemática.
Lo cierto es que Gendarmería de Chile a crecido con soluciones parches, el crecimiento inorgánico de una institución que definido sus directrices sobre la base de atacar la casuística, principalmente por la decisión política del fortalecimiento del proceso modernizador de las policías, Carabineros e Investigaciones de Chile. Sí, es cierto, la eficacia de tales aparatos, sumado a un proceso judicial reformado, que a minimizado los tiempos de proceso judicial, simplificándolos, pero no menos eficientes, a resultado en un aumento importante de la población penal recluida condenada y la disfunción de los que se hallan en procesos judiciales.
En tanto gendarmería, se enfrenta a uno de los mayores crecimientos de la población penal de la historia, con un crecimiento en el ultimo año que superó un 14%, sumando a la fecha más de 51.000 Internos en los recintos cerrados y semiabierto de nuestro país. Dramáticos resultan estos antecedentes que nos indican que las cárceles de nuestro país estarán completamente hacinadas al momento de la celebración del bicentenario de nuestra nación.
No es menor la evolución del proceso de la comisión del delito, al aumento de la violencia al momento de concretarlos, el crimen organizado, la globalización del tráfico de estupefacientes y la utilización de nuevas tecnologías, se suma la criticada desigualdad social de nuestra nación, hecho que potencia situaciones de riego para los niños y jóvenes que ven, muchas veces ahogadas sus aspiraciones en una sociedad a veces indolente y excluyente que limita de forma importante las posibilidades de desarrollo del denominado segmento vulnerable de la sociedad.
Peor es visualizar que en la actualidad otros 50.000 condenados se hallan en el sistema del medio libre gozando penas alternativas, con el potencial de ingresar en algún momento al sistema cerrado o semiabierto, esto sobre la base de que el 80% de los Internos de nuestro país son reincidentes.
Con todo esto, es evidente que Gendarmería debe necesariamente enfrentar un proceso de reingeniería, no solo en la infraestructura de sus recintos, no solo en la necesaria ampliación y aumento de sus recurso humano, sino también en los modelos de gestión institucional.
Desde el año 19732, Gendarmería a sido concebida como una institución de carácter uniformada, disciplinada jerquizada y obediente. Con un modelo organizacional que privilegia básicamente la antigüedad en el servicio y el grado. Dejando en segundo plano la especialización y el merito.
Entonces no es este otro factor que a atentado en contra del desarrollo de esta organización. Ciertamente este modelo no potencia a su capital humano, cohibiendo el desarrollo individual de los integrantes, más aun cuando no existen incentivos al merito y desarrollo. El estatus dentro de la organización esta implícito a la antigüedad en el grado, por tanto el factor determinante es el tiempo de permanencia y no otro.
Así, debemos enfrentar la administración del sistema actual, el que básica se desarrolla en torno a dos actores, los Oficiales Penitenciarios y la de Sub-oficiales Penitenciarios. Estructura organizacional, que es pálido resabio de la herencia del período de la dictadura militar, con una aprendida y nefasta forma militarista mal entendida, que a todas luces es incompatible con la enorme misión institucional y que hoy se confunde con el rol represor de un mando que ha demostrado su incapacidad para manejar una problemática que afecta a la nación toda.
Con todo, esta asociación cree que es hora de poner en la mesa esta problemática y aspirar a un proceso de cara a buscar estrategias de modernización del sistema en su conjunto, pues creemos que el proyecto de ampliación de la planta será un gran paso, pero no garantizará los resultados últimos de la gestión penal, cual es hacer efectivamente cumplir las condenas, pero ahora con un claro acento en el tratamiento, ello a la par de la seguridad y la contención de la población penal.
Lo anterior significará cambiar la concepción actual de los objetivos del proceso carcelario y con ello la gestión penitenciaria. Este es uno de los factores más importantes de esta propuesta y para ello debemos poner la mirada en procesos similares, sin duda lo más destacable es lo sucedido con Investigaciones de Chile, específicamente en lo que se refiere a la importancia que allí se le ha dado a la especialización, la premiación al merito y los beneficios de una sola Carrera Funcionaria.
Como se ha expuesto Gendarmería basa la gestión de su recurso humano, dividiendo su fuerza de gestión de tres estratos, la planta I de Oficiales, planta de de Vigilantes penitenciarios y planta III de Profesionales, Técnicos, administrativos y auxiliares. En donde el Oficial penitenciario, conforme lo establecido en le Art. Nro. de la ley Orgánica de Gendarmería de Chile, por su sola naturaleza recae la responsabilidad de la administración del sistema.
A la vista están los resultados de la gestión, pues no es solamente la problemática generalizada de la sobrepoblación, sino los frecuentes conflictos entre plantas, muchas veces potenciados por abierta incapacidad de manejo y simple resolución de conflictos.
La evolución del crecimiento de la población impone a los actuales modelos de gestión un desafío que simplemente es incapaz de asumir.
La tarea hoy es dar una nueva mirada incisiva y autocrítica a la problemática penitenciaria, es hora y de una vez por todos comenzar a perfilar a un proceso modernizador, con miras a buscar una carrera única, en la que se privilegie la excelencia, la capacidad y el esfuerzo.